El arte de regalar: cómo hacer el regalo perfecto

Aloha! Hacía tiempo que no tenía tanta ilusión, ganas y emoción por escribir un post. Y realmente, la temática no acaba de encajar con ningún apartado en concreto de la web. Pero tenía tantas tantas ganas de escribirlo que me da igual, dejemos que sea el misfit de los posts del blog. 

Como habéis podido comprobar en el título del post, hoy os quiero hablar sobre el arte de regalar. Y es que, este año me he dado más cuenta que nunca de lo mucho que me gustar pensar, tramar y compartir un regalo. Creo que todo el proceso, desde la incertidumbre de no saber qué regalar hasta el glorioso momento de entregar el regalo es una experiencia que me resulta absolutamente maravillosa. Por este motivo, quiero compartir con vosotros mi proceso mental a la hora de hacer un regalo y poneros un caso práctico que ilustre un poco todo lo que os voy contando (caso práctico aquí). Espero que os sea útil y que dejéis de ver el momento regalo como un tedio o algo que quitarse de encima rápido y corriendo. 

1. Detail is the new king (o la importancia del detalle)

Olvídate. Da igual lo que regales que si no hay detalle difícilmente vas a conseguir impactar. Detalle no significa inundación de regalos ni precios desorbitados. No. En el detalle hay mimo, hay cariño y hay ilusión. No tiene tamaño, no tiene precio y no tiene una forma específica. En los detalles hay atención, hay conocimiento sobre el otro, hay ilusión por hacer al otro feliz, hay ganas de demostrar amor (de todos los tipos). En la forma que sea. 

2. Experiencias mejor que objetos.

No tiene nada de malo regalar objetos y de hecho, son un recurso rápido para cuando estamos realmente desesperados o tampoco queremos esmerarnos mucho con el regalo. Pero, piénsalo, ¿cuántos objetos te han regalado a lo largo de tu vida y de cuántos te acuerdas? ¿Eres capaz de recordar que te regalaron tu cumpleaños pasado? Normalmente, tenemos tanto de todo y estamos tan acostumbrados a tener cosas materiales nuevas, que es difícil regalar un objeto memorable y que consiga tener un impacto emocional a largo plazo en la persona. 

Cuando hago un regalo, mi objetivo es que pase un año y la persona se siga acordando de lo que le regalé. Si bien podemos lograr esto con un objeto es bastante más complicado que con una experiencia. Y no me refiero a las típicas cajitas de "cena para dos" (aunque, ojo, pueden resultar un recurso excelente y son fantásticas para descubrir sitios nuevos y darnos ideas). 

Si te estás currando un regalo para alguien es porque realmente te importa y, lo más probable, es que tú también le importes a esa persona. ¿Qué es lo más valioso que tenemos en esta vida? Nuestro tiempo. Sí, ese tesoro que tenemos y que tan poco valoramos. Así que, qué mejor que regalarle a esa persona tu tiempo

Como regalar tiempo es algo abstracto, la manera de materializarlo son las experiencias. A través de las experiencias tenemos multitud de oportunidades de demostrarle a la persona que la conocemos, podemos romper un poquito la rutina y se trata de un medio precioso para expresarnos y manifestar el cariño que tenemos por la otra persona. 

No hace falta irse de viaje, una escapada de un día a un pueblo, una sorpresa en el trabajo o un detalle tan tonto como dejar un mensaje en el espejo empañado son gestos que perduran. 

El nivel de ñoñería y riesgo is up to you.

Aprovecha los detalles materiales para complementar la experiencia: son el añadido perfecto para hacer reir, para regalar un libro, algo que verdaderamente necesite. No obstante, como os digo, yo siempre prefiero utilizarlos como complemento y que siempre siempre tengan un porqué.

3. Piensa en la persona

Puede parecer muy obvio, pero muchas veces cuando regalamos no pensamos en lo que le gusta a la otra persona. Pensamos en lo que nosotros querríamos. Y no hay nada de malo, creo de verdad que se puede encontrar un punto medio. Seguro que hay alguna cosa que ambas partes disfrutáis haciendo...tira por ahí. 

Coge un papel y haz una lista. Apunta todo lo que te venga a la cabeza con respecto a esa persona: TODO VALE. Cualidades físicas, gustos, profesión, estudios...de verdad, todo. Haz otra lista con vivencias que hayas tenido con esa persona: momentos de risa máxima, viajes, sufrimientos comunes, etc. Es decir, todo lo que tengas en la cabeza compartido con esa persona. Con esas dos listas deberías tener un buen lienzo sobre el que empezar a trabajar tu regalo. Seguramente las primeras cosas que te han venido a la cabeza sobre esa persona son aquellas por la que la consideras especial y las que la hacen más característica: ¡juega con ellas!

Estáte atento a la persona unos meses antes: ¿con qué está obsesionado en este momento? ¿de qué habla? Puede ser una buena oportunidad para hacer un regalo complementario sobre algo muy actual que le haga ilusión en el momento pero que también logre recordar un año más tarde. 

Tú haciendo la lista

4. Juega con el tiempo y el espacio.

Ole, menudo título físico me he marcado. Una manera fácil de darle un toque original a los regalos es jugar con los tiempos. Por ejemplo, un cumpleaños dura un día, pero: ¿cuántas horas hay en un día? Si no puedes ver a la persona el día de su cumpleaños, ¿hay alguna manera de estar sin estar?

Hoy en día tenemos muchísimos recursos: mensajerías express, Amazon, Glovo y demás webs y aplicaciones que nos ponen muy fácil llegar a la persona y sorprenderla con lo que nosotros queramos. Aprovecha el evento señalado para regalar para crear un "circo" alrededor que ensalce el evento en sí. 

5. Básicos

Si a pesar de haber seguido todos los pasos anteriores sigues un poco pez, no te preocupes. El síndrome de la hoja en blanco también se aplica en este caso y es normal sentirse un poco abrumado. Así que te dejo tres básicos que nunca fallan: 

  • Comida: la comida SIEMPRE funciona. Todo el mundo tiene alguna comida que le gusta más y por suerte, tenemos que comer. Aprovéchalo. No hace falta salir a cenar fuera si vamos justos con los dineros. ¿Por qué no organizar una noche temática alrededor de esa comida? La música, la decoración, la comida, la post-comida...todo importa.

  • Viaje/Escapada: todavía no conozco a nadie a quién no le siente bien salir un poco de las mismas calles que ve cada día. Como digo, no hace falta cruzar el océano y gastarse una millonada. Una mañana a 30 kilómetros de casa puede ser un regalazo.

  • Enviar por sorpresa un regalo: da igual lo que sea. En este caso el valor del regalo es la cara de la persona cuando recibe un paquete que no esperaba. Como digo, hoy en día lo tenemos fácil. Yo soy muy fan de este método con libros. Así de la nada, mando un libro a casa o al trabajo de alguien y os prometo que la ilusión es real. Incluso, podemos fusionar estos tres puntos: ¿por qué no mandar por Glovo una palmera de chocolate y arreglar el lunes de m**** que está teniendo una persona?

¡Esa es la actitud!

 

Y hasta aquí la primera parte del post sobre regalos. En la segunda parte os aplicaré todo esto en un caso práctico para ejemplificar bien toda esta teoría y daros más ideas. 

Espero que os haya gustado leer el post tanto como a mi escribirlo. Me encantaría saber vuestros comentarios e inquietudes con respecto al tema de regalar. ¿Os gusta regalar o preferís que os regalen? ¿Qué os gusta regalar?

Un besote enorme. Nos leemos prontito.