Imprescindibles de la Costa Brava y L'Empordà

¡Aloha! Maaadre mía. ¿Hace cuánto? ¿Cuánto que no escribo? Justo ahora le estaba comentando a Emma lo extraño que se me hace volver a ponerme al frente del teclado. Bueno, ni siquiera eso. Solamente el pensar qué os iba a contar y cómo ya se me está antojando raruno. 

Lo bueno es que vuelvo a tener ganas de escribir. De retomar el blog y seguir documentando un poco lo que me vaya apeteciendo. En este caso, y como habréis visto, últimamente de lo que más me apetece hablar es de viajes. Y es que, desde que empecé a tener un sueldo fijo, aprovecho cada finde que puedo para salir un poquito de Madrid. Y mira que me gusta Madrid, pero escaparme y ver, vivir y comer cosas diferentes me inspira y me llena de ganas de crecer, mejorar y aprender sobre la vida. Jajaja, qué dramático y cursi ha sonado, ¿verdad? Pero bueno, más cierto que el comer, oye. 

No quiero enrollarme mucho más con introducciones, así que vamos a ir al grano ya con la guía para recorrer la Costa Brava. El caso es que como siempre, decidimos lo que queríamos hacer por Semana Santa a última hora y todas las opciones de vuelos y hoteles en el extranjero estaban caras no, lo siguiente. Ambos teníamos muchas ganas de conocer la Costa Brava, ninguno habíamos estado por allí pero habíamos oído hablar de las maravillas que hay por allí. Así pues, organizamos nuestro roadtrip a la española y nos recorrimos la zona requetebien. Eso sí, hay otro millón de cosas que dejamos pendientes porque SEGURO que volveremos. 

¿Donde alojarse? 

Nosotros dividimos la estancia en dos partes: una más práctica y otra de deonexión total. Los cuatro primeros días estuvimos en el apartahotel Arrels d'Empordà en Palafrugell, en la zona urbana. Esa zona bonita no es, pero tiene un porqué. Decidimos alojarnos aquí porque, además del buen precio del lugar, estaba en mitad de la CB y nos permitía movernos con facilidad y rapidez con el coche. Además, queríamos pasar la mayor parte del viaje en un apartamento para desayunar y cenar allí y así reducir un poquito costes. Además, no sé vosotros pero a mi pasar una semana fuera de casa comiendo TODO comidas de restaurante me deja KO. 

Las dos últimas noches reservamos una habitación en Mas Coquells: una masía en mitad del campo, al lado de un pueblo abandonado y con un encanto digno de salir en cualquier revista de viajes que se precie. Mas Coquells se merecería un post aparte, pero en una palabra podríamos definirlo como el "desestrés". Lo que os comentaba, la casa está rodeada de campos de margaritas. Es dog-friendly, tiene terracita, zona chill en el patio, chimenea y SILENCIO. Mucho silencio. Además, las anfitrionas son súper hospitalarias y se encargan de que todo este perfecto. El desayuno se sirve todos los días en una sala tipo bódega; prometo que que no hay mejor manera de empezar el día que con ese pan con tomate y la bandeja de embutidos que se incluyen en el buffet. Es algo difícil de acceder: 2km de piedrecitas y camino sin asfaltar, pero merece la pena. Mucho. 

Mis imprescindibles

1. Sa Tuna

Sa Tuna me enamoró...y no se por qué. Quizás porque fue el primer destino al que fuimos y fue como empezar de verdad las vacaciones. No sé, me pareció un lugar especial, como si estuviera paseando en un paisaje de libro. La tranquilidad que se respiraba en las callecitas me conquistó. Sin duda, creo que es una parada obligatoria. 

2. Camí de Ronda: desde la playa el Golfet hasta El Far

Los camís de ronda son típicos de la Costa Brava. Hay muchísimos por toda la costa y podéis elegir cualquiera de ellos porque probablemente todos sean preciosos. No obstante, me cuesta creer que alguno sea más espectacular que el que empieza en la playa del Golfet y acaba en el Far. Cada tramo del paseo es espectacular. Si os preocupa la complejidad de la ruta, quitaos los miedos porque es nula. El camino está más que trazado, andado y marcado...así que no hay excusas. 

La playa del Golfet es una de las más bonitas que he visto nunca...lo sé, siempre digo lo mismo, pero es que es verdad. Definición pura del concepto "mediterráneamente". Aunque no hagáis el camí, de verdad, tenéis que echar un ratito en esa calita. Antes de llegar a El Far, el camino pasa por Calella de Palafrugell, precioso también. Obligatorio tomarse algo viendo el mar y un helado a la vuelta después. He de decir que Calella me gustó más que el mismísimo Cadaqués. La ruta acaba en El Far y por supuesto, semejante esfuerzo se ve recompensado con unas vistas preciosas. Además, allí podéis hacer como nosotros y reservar mesa para comer un arroz con bogavante de infarto en el restaurante El Far. 

Probablemente, si tuviera que quedarme con un único imprescindible, sería este punto. 

Paratdge de Tudela

Cerca de Cadaqués y en el camino a Cap Creus, encontráis el Paratdge de Tudela. Se trata de una zona espectacular llena de formas geológicas chulísimas (parte de la gracia es ir adivinando a qué animal se parece cada formación) y con unas playas de infarto (aunque no se puede bajar). Parece increíble que hace años todo aquello estuviera construido. Ya veréis, ya. El paseo está perfectamente trazado pero hay rutillas alternativas un poco más "salvajes" y se puede uno perder entre las diferentes formaciones subiendo y bajando las rocas. Sin duda, merece muchísimo la pena. El horario es restringido, si no recuerdo mal de 10:00 a 18:00. Hay que pagar cinco euros por aparcar el coche en el aparcamiento y por entrar al recinto. Bien invertidos, de verdad. 

Pals, Peralada y Madremanya

Los pueblecitos de L'Empordà son todos bonitos, por lo que mi recomendación general es coger el coche e ir recorriendo y disfrutando de los campos de florecillas que atraviesa la carretera. No obstante, si me tuviese que quedar con tres me decantaría por Pals, Peralada y Madremanya. Madremanya se encuentra en un entorno espectacular y el pueblo tiene un aura mágica y romántica que hace que el paseo por sus calles sea una delicia. Pals y Peralada son también dos joyas de pueblos por los que pasear y perderse un poco. En Pals, importante parar media horita y tomar una cerveza, crepe o café en la plaza (hay un restaurante de crepes que es divino) y en Peralada no os podéis quedar sin ver el castillo. Nosotros no entramos dentro pero nos perdimos por los jardínes...tienen incluso una zona llena de pájaros. Ojito. 

Cadaqués

No sabía si incluirlo entre mis imprescindibles porque es muy famoso de por sí y un poco típico, pero es que creo que sería pecado no hacerlo. Os recomiendo ir entre semana y fuera de temporada, como todo, me parece que en pleno Jumanji de julio y agosto aquello debe perder gran parte de su encanto. No hay mucho sitio donde aparcar, nosotros un día de poca gente tuvimos que tirar del parking de pago, así que imaginad. Eso sí, menudo paseo nos pegamos, empachados de belleza acabamos. No hay nada específico que ver, simplemente hay que dejarse llevar y empaparse de la luz que reflejan sus paredes blancas, disfrutar de los colores de las chumberas y respirar profundo del olor a mar. 

Los must gastronómicos

Carles Antoner

Se encuentra en la Plaza Mayor de Lladó y, sin duda, os recomiendo encarecidamente que lo probéis. El chef, Carles Antoner, ha trabajado con Berasategui y sabe cómo sacar lo mejor de la gastronomía catalana y añadirle un toque de alta cocina. Además, la relación calidad-precio es imbatible. Obligatorio olvidarse del azúcar y probar alguno de los postres. 

Can Varoca

En el pueblo de Cistella se encuentra este restaurante que, sin tener pretensión de nada, logra que salgas con la sensación de haber comido de diez. Su menú del día más que completo y por un precio imbatible. De esos sitios que reafirman mi convicción de que comer bien no tiene por qué ser caro. 

La Galera

Para comer buen pescado hay que ir a La Galera, en Palamós. De todos los sitios a los que fuimos, este fue el más caro. Pero madre mía. Nunca, JAMÁS, había comido una merluza tan buena. Y sin ningún tipo de preparación especial, a la plancha y punto. Allí no hay carta, eliges de lo que tengan ese día de la lonja y a disfrutar. Pedimos también unas almejas a la marinera y sepionas que, igual, nos dejaron absolutamente enamorados de este sitio. 

Can Rafa

Recomendado por vosotros, Can Rafa es EL LUGAR en Cadaqués para comer arroz. Nosotros pedimos un arroz negro incluido en el menú del día junto con el ali oli más rico que he probado en mi vida. Recomendadísimo.

En todos ellos es recomendable reservar con antelación, especialmente en verano, festivos y demás. 

En resumen...

Recorrer la Costa Brava en coche te permite disfrutar del mar, el campo y la montaña en un mismo día y sin salir de la misma carretera. De verdad, es un recorrido precioso y una zona espectacular. Absolutamente paradisíaca. Si bien hay muchas zonas que están completamente ultrajadas por apartamentos turísticos y pensadas para un turismo masivo, lo cierto es que se trata de una zona preciosa. Rica en naturaleza, con una gastronomía exquisita y una cultura tremenda. 

Sin duda, me he quedado con muchas ganas de volver, hacer más camís de ronda, encontrar más masías como Más Coquells y volver a andar entre millones de margaritas. 

Si habéis estado o tenéis planeado ir, hacédmelo saber para poder compartir impresiones y esas cosillas. 

Os mando un besote enorme. Como siempre, mil gracias por leer. Nos leemos pronto.