Instagram: historia de un desamor

Me enamoré perdidamente de Instagram. Me acuerdo lo bien que me lo pasaba decidiendo filtros (¡team Valencia!), conociendo gente todos los días y haciendo las horas de estudio mucho más amenas. Sentía que Instagram me ayudaba en todo y me hacía mejor persona. Instagram me ayudó a llegar a más personas con mi blog, a conocer gente, a ser más creativa (aquí una que pasaba olímpicamente del tema fotos), a mantener un hobby durante mucho tiempo, a entretenerme cuando me aburría, incluso a darme una profesión. De verdad, he sentido durante mucho tiempo que Instagram era un gran propulsor para mi. Y sigo creyendo que en muchos sentidos, es así.

No obstante, como buena historia de amor y en palabras de Ismael Serrano y Sanz, la nuestra acabó en tragedia y con el corazón partío. Bueno, vale, he exagerado un poco para que quedase más poético. Pero el fondo es el mismo. Instagram y yo seguimos siendo amigos, le tengo mucho cariño y me siento muy agradecida. Creo que tiene cosas increíbles pero ya no estoy enamorada💔.

 
 

Red flags🚨– cómo me di cuenta de que algo no iba bien

  • 📊 Números: no es amor, lo que tu sientes se llama obsesión – no me gustan los números pero entiendo su utilidad y los respeto, de verdad. Pero me preocupó verme tan pendiente del número de seguidores, likes y demás métricas y convertirlas en la unidad de medida de mi valía como persona y de la calidad de mi contenido. Darme cuenta del valor que le estaba dando a un número tan vacío y con tantas variables fuera de mi control me hizo reflexionar sobre si verdaderamente merecía la pena.

  • 🕑 Y las horas, ¿dónde irán? – además de lo que me parte el corazón la cara de penita que me pone mi perra cada vez que me ve con el móvil en vez de jugar con ella, me di cuenta de la cantidad de horas que se me pasaban haciendo scroll infinito, eligiendo un filtro o dudando si una foto iba a funcionar bien o no. Me empecé a preguntar por qué no estaba invirtiendo ese tiempo en currar, leer, hacer el pino o algo que me enriqueciese un poco más. O simplemente observar lo que me rodea. Aburrirme.

  • 👀 Por qué lo de los demás es mejor – Cotillear no es nada nuevo. Lo lleva haciendo el ser humano desde el principio de los días. Compararse tampoco. De hecho, era un mecanismo de supervivencia. Así que, no panic. Todo está inventado. El problema es que ahora el cotilleo y la comparación son prácticamente 24/7 y en soledad. Aún sabiendo que todo está filtrado y seleccionado, creo que las redes sociales, Instagram en concreto, crea una ilusión de cómo es y cómo viven los demás sus vidas. Y, al ser algo tan nuevo, todavía no hemos desarrollado los mecanismos para hacer frente a esto e interiorizar que, en realidad, es mentira, que no nos lo tenemos que creer tanto y que lo nuestro no es tan malo.

  • 🎨 Todo es del mismo color – aunque pueda parecer que hay contenido a miles para inspirarse, lo cierto es que al final, muchas veces, siento que lo que creo es muy similar a lo que hace el vecino. Claro, es lo que tiene consumir Instagram como fuente principal de contenido. Me sucedía lo mismo con la información: las mismas noticias, los mismos enfoques o demasiada información sin filtrar por mi. En definitiva, me sentía/siento un poco en una burbuja en lo que lo real y lo filtrado se emborronaban too much.

  • 🤷 Validación all day, everyday este punto es una suma de todos los anteriores. Pero cuando me empecé a plantear: “¿por qué subes esto?” me empecé a dar cuenta de cómo, muchas veces, estaba buscando presumir o el aplauso “masivo” sin realmente parar a pensar para qué y qué supondría no tenerlo (o tenerlos).

  • 🚫Instainquisición–yo, que siempre había hablado, enseñado cosas y compartido mi vida con total libertad y sin darle mucha vuelta, empecé a observar (especialmente en el último año y medio) que todo lo que dijese podía estar sujeto a algún tipo de crítica o mal hacer por mi parte. Dañar al planeta, comer ultraprocesados, comer carne, calentar con el microondas, comprar ropa de no sé donde, comprar demasiado, educar así o asá a mi perra, cocinar un pan con tomate poco ortodoxo. En fin, me empezó a agobiar este escrutinio constante de mis hábitos o gustos y, con total sinceridad, me empecé a autocensurar para evitar disgustar a la gente que me seguía/sigue.

Cortar por lo sano✂️ cómo superé la ruptura

  • 👋 malas compañías – he dejado de seguir (o silenciado) a gente que me hace sentir mal o no me aportan nada. No es culpa de nadie. Simplemente, por un motivo u otro llevan a tu cabeza por caminos que no son demasiado enriquecedores. Es muy obvio, lo sé, pero es sorprendente lo mucho que nos gusta seguir para criticar, sentir envidia o como aspiracional (irrealizable).

  • 📵 no en mi móvil – únicamente tengo Instagram en el iPad (que no lo tengo nunca a mano). Lo consulto una o dos veces al día muy por encima. No creo en la restricción y además, utilizo Instagram en mi trabajo día a día. No sería realista cortar por completo y además no quiero, hay muchas cosas que me gustan de Instagram. Simplemente no lo quiero en un aparato que llevo en mi mano tantas horas al día.

  • 🎸 actividades extraescolares– hace unos meses decidí empezar a tocar la guitarra, algo que llevo toda la vida queriendo hacer. El tiempo que invierto practicando o en clase, me resulta infinitamente más gratificante que ese mismo tiempo invertido en consultar Instagram. Antes quince minutos muertos me metía en Instagram y ahora cojo la guitarra y práctico cuatro cosas. Me he suscrito a un periódico y varias revistas online que puedo consultar cuando quiera en el móvil y he recuperado mi afición por hacer álbumes de fotos (llevaba siglos sin hacer uno). En fin, probar a ver qué me pedía el cuerpo cuando borraba de la ecuación Instagram.

  • 💭 pensar, estudiar y hacer listas– para llegar al punto en el que estoy ahora he leído infinidad de artículos, he escuchado podcast y vídeos y he hecho mucha reflexión sola y con mi entorno sobre el tema. Creo que es importante parar, reflexionar y debatir sobre qué consumimos, cómo y si estamos conformes con ello. También sobre el por qué y para qué de lo que publicamos y contamos. Todo este pensamiento lo he ido escribiendo en listas (aquí una LOCA de las listas) y también me hice una lista de cosas que me gustaría contarle/enseñarle a mi nieto/a algún día. SPOILER: entre ellas no estaba mi número de likes o seguidores en una foto.

💜THE GOOD💜
Soy optimista. De verdad. Nadie nos pone una pistola en la cabeza y podemos entrar y salir como queramos. Y eso me gusta. No creo que haya un malo malísimo y no me enfado ni con Instagram ni ninguna fuerza superior. Creo que individualmente podemos hacer mucho por moldear las plataformas y redes sociales para mejor, que podemos encontrar la manera de integrarlas en nuestras vidas de manera positiva. Instagram es una fuente increíble de aprendizaje y conocimiento, pero no la única. Por mi parte, quiero utilizar Instagram en pequeñas dosis, como un medio para estar en contacto con el mundo y comunicar lo que sea que quiero comunicar pero siendo muy consciente de todo lo que hemos estado hablando.


Y creo que me he enrollado bastante. Pero es que el tema da para un libro entero y a mi me fascina. Con lo cual, rollo asegurado. Pero bueno, he disfrutado mucho escribiendo el post. Espero que os haya gustado e interesado y me encantaría que compartierais en comentarios (o en Instagram) conmigo vuestra opinión. Un beso fuerte y gracias por leerme😘

📚Si te interesa este tema, te recomiendo: