Braga

Hello our frendz!!

Teníamos pendientísimo contaros nuestra escapada a Portugal. Si ya sois habituales por aquí, sabréis que en el frío mes de enero nos fuimos con mi amigo Guz a pasar unos días en Oporto y lo contamos todo todito por aquí. Me acuerdo que en aquella entrada os comentaba cómo creo que, al tener Portugal tan al ladito, lo vemos como un sitio poco exótico al que viajar, como con poca chicha, ¿no? Vamos, que si les contamos a nuestros amigos que nos vamos a dar un voltio por tierras lusas como que suena poco aventurero. O igual no. Igual es todo una paranoia mía. El caso, las tres veces que he estado en Portugal, las tres veces que me he quedado enamorada: viajar allí es barato, hacer turismo es barato, la gente es amable hasta decir basta y qué decir de la comida...pasteis de nata, no necesito decir más. Y lo que no son pasteles de nata también, que será por variedad. 

Así pues, quedamos tan encantadas con Oporto en enero (y con el precio de viajar allí) que decidimos empezar el verano con un viajecito corto al norte de Portugal. En un principio teníamos la intención de alojarnos en Oporto y después movernos en tren a las diferentes ciudades, pero no quedaba ni medio sitio libre y decidimos buscar algún sitio donde descansar los pinreles en Braga. Braga, para quién no lo sepa, es la tercera ciudad más poblada de Portugal y está en el norte de Portugal: está muy bien comunicada por autopista, tren y hay mogollón de autobuses. Así que problema para moverse si no llevamos coche, ninguno. Sí que es verdad que desde Oporto salen más trenes y ende hay más variedad de horarios y a veces es más barato...pero vamos, para ir a las principales ciudades y demás con tren y bus sobra y basta. 

Hemos decidido dividir el post en dos partes porque si no quedaba eterno y no queremos que os aburráis de tanto darle a la ruedecita del ratón. Así que, vayamos por partes: primero Braga y después el resto de ciudades. 

Como os comento, dormimos en Braga durante toda la estancia. Estuvimos en un hotel que se llama Axis Basic Braga y como su mismo nombre indica era un hotel basiquísimo. Tenía lo justo y necesario para estar cómodo (incluyendo un BUENÍSIMO aire acondicionado), aunque de Wifi nada de nada. ¿Internet? Apoquina, majete. El desayuno, tipo buffet, lo cogimos el primer día y ni uno más. Si pasáis por allí y no tenéis el desayuno incluido, nosotras no lo recomendamos para nada. Con la cantidad de sitios chulos y ricos (y baratos!) que tiene Braga, pagar 4 euros por cabeza por un pedazo de pan, embutido de bote, fruta reseca y bollos de plástico...como que no. Por menos del precio de un desayuno en el hotel te marcas uno rico rico por la ciudad.

En fin, que a mi me pones a hablar de desayuno y me enrollo como las persianas. La primera foto que veis aquí es el aeropuerto de Oporto, para mi, uno de los más bonitos, cómodos, cuidados y simpáticos que conozco. El Internet en el aeropuerto es gratuito, así que nos pedimos un buen café y nos pusimos a ver cómo podíamos llegar a Braga. Entre que no teníamos billetes de 5 o 10 euros para comprar la tarjetita para el tren (porque la máquina no cogía otra cosa) y que entre llegar a la ciudad de Oporto y después a Braga íbamos a tardar la vida, compramos un par de billetes de un servicio de shuttle. Os cuento un poquito sobre GetBus (el servicio de shuttle) porque es una empresa de unos jóvenes emprendedores y yo con esas cosas soy muy solidaria y entiendo lo mucho que ayuda compartir la información. Así que nada, por si os es de utilidad. Dos jovenzuelos han empezado este servicio de shuttle entre el aeropuerto de Oporto y Braga (creo que también aeropuerto y Guimarães) que te lleva desde la puerta del aeropuerto a la estación de buses. Y viceversa, claro. Un autobús FRESQUITO, cómodo y que va directo. No se puede pedir más. Cuesta ocho euros, y la verdad, bien invertidos: te olvidas de la maleta, son muy majetes y no hay riesgo de perder trenes, retrasos y demás. Puntuales como un reloj. Eso sí, los horarios son los que son y hay que adaptarse un poco a ellos. Pero bueno, de vuelta a Madrid nos tocó pasar unas cuantas horas en el aeropuerto, pero como os digo: hay enchufes, hay internet, hay comida y si todo eso nos falla...siempre quedará un buen libro. 

 

Pero sin duda, nuestra parte favorita de la visita a Braga fue la subida a Bom Jesus. Es una de esas cosas que por mucha foto que saques, por mucho que lo expliques, hasta que no estás allí es difícil entender la espectacularidad del asunto. Desde Braga cogimos el autobús 2 que te deja en la misma puerta del elevador al monte donde está el santuario (y el bosque que le sigue). Puedes optar por subir las escaleras andando o como os digo, coger el funicular (que funciona con agua y es más antiguo que tu y que yo juntos). Nosotras cogimos el simpático tren que te lleva a las alturas porque era ya nuestro último día y estábamos agotás. Pero la verdad, no me faltaron ganas de subirlas algún días andando...o en un entrenamiento (para morir).

Las vistas son increíbles, pero sin duda, lo más ALUCINANTE es el bosque que está detrás del santuario. Ya os digo, las fotos no le hacen justicia...pero oye, os podéis hacer una idea. A mi, que la naturaleza como que con distancia...me dejó sin palabras. No hice más que repetir: qué bonito, increíble, holy cow, dioooh...y asín.